Carlos Riaño

Notas de Prensa de Carlos Riaño

Bogotá, far west pandémico

Fantasmas del oeste de los Estados Unidos transitan el pavimento bogotano. Rostros enmascarados crean el espejismo en el cruce de la carrera séptima con calle trece.   Las bicicletas se tornan equinas, los buses articulados imitan trenes. Tantas caras ocultas harían pensar que el pueblo está lleno de bandidos que

De ilusionistas

Marchan lo conejos. Marchan y arengan con su mudez a cuestas. Marchan mientras agitan sus narices a manera de reclamo.   La calle es un tapete que brinca en cuatro patas, desde sus colas de nube hasta sus orejas de algodón.   Reclaman su derecho a no salir de las

Paseo a la orilla del rio

        Los legisladores salen de paseo al rio. Llevan sus chanclas, la olla para cocinar en la ribera, los vestidos de baño, viejos como sus mañas, bloqueador solar, pero olvidaron el repelente para insectos. Tras arduas jornadas en sus oficinas y curules, un tiempo de ocio era

Bogotá, far west pandémico

Fantasmas del oeste de los Estados Unidos transitan el pavimento bogotano. Rostros enmascarados crean el espejismo en el cruce de la carrera séptima con calle trece.   Las bicicletas se tornan equinas, los buses articulados imitan trenes. Tantas caras ocultas harían pensar que el pueblo está lleno de bandidos que

De ilusionistas

Marchan lo conejos. Marchan y arengan con su mudez a cuestas. Marchan mientras agitan sus narices a manera de reclamo.   La calle es un tapete que brinca en cuatro patas, desde sus colas de nube hasta sus orejas de algodón.   Reclaman su derecho a no salir de las

Paseo a la orilla del rio

        Los legisladores salen de paseo al rio. Llevan sus chanclas, la olla para cocinar en la ribera, los vestidos de baño, viejos como sus mañas, bloqueador solar, pero olvidaron el repelente para insectos. Tras arduas jornadas en sus oficinas y curules, un tiempo de ocio era

La Otra Voz
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