El cinismo de Uribe

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Cinismo es la única palabra con la que se puede calificar la presencia del expresidente Álvaro Uribe Vélez en el municipio de Soacha haciendo un mea culpa pero sin reconocer su responsabilidad en lo que tiene que ver con los Falsos Positivos.

La famosa frase de “El Fiscal General de la Nación aseguró que los jóvenes desaparecidos de Soacha fueron dados de baja en combate, no fueron a recoger café, iban con propósitos delincuenciales y no murieron un día después de su desaparición, sino un mes más tarde”, dejó ver que este tema nunca sería reconocido por el ex mandatario por más que los hechos lo demostraron.

En su momento, los Falsos Positivos fueron negados por Uribe y en un principio su ministro de Defensa Juan Manuel Santos, y  el entonces fiscal Mario Iguarán, también negaron que algo anormal estaba sucediendo,  lo que indica que hubo una actitud del Estado como tal en desconocer las denuncias que se estaban presentando en diferentes lugares del país de jóvenes desaparecidos, que luego eran entregados como “guerrilleros muertos en combate”.

De hecho en una reunión con jóvenes en Soacha durante su mandato, al reclamo de los presentes por las ejecuciones extrajudiciales, Uribe tildó el hecho como “falsas denuncias”, y en marzo de 2009, en una visita a la zona fronteriza con Venezuela que fue atacada por esos  días por la guerrilla, en medio de su discurso aseguró:

«Las Fuerzas Armadas de Colombia, en ese proceso de ser eficaces y transparentes, corrigen gustosas cualquier falla, no aceptan ‘falsos positivos’ y tampoco se van a dejar acomplejar por falsas acusaciones», y  como si fuera poco añadió: «Nosotros somos los primeros en exigir que no haya ‘falsos positivos’, que haya total transparencia, pero tenemos que ser los primeros en denunciar que mucha gente, amparada en el tema de ‘falsos positivos’, lo que ha hecho es crecer falsas acusaciones, para tratar de paralizar la acción de la Fuerza Pública contra los terroristas»

Dijo además que solo 22 casos tenían soporte jurídico. Hoy la cifra va mucho más allá de los 22 casos que para Uribe eran creíbles. Gracias a la documentos recopilados por la Justicia Especial Para la Paz, JEP, se supo que las víctimas de asesinatos presentados como bajas en combate entre 2002 y 2008, ascienden a 6.402, lo que deja la duda de si los resultados de la Seguridad Democrática ejecutada durante el gobierno Uribe, se fundamentaron en falsos positivos.

Razón tienen entonces quienes no le creen a Uribe su arrepentimiento, porque si este fuera sincero, se tomaría el trabajo de reconocer que fue un error  permitir un decreto que premiará las muertes en combate y que no se debió presionar a la tropa para presentar resultados palpables, no en capturas, sino en bajas.

Mucho menos se puede creer, cuando no se reconoce que como jefe supremo de las Fuerzas Militares, de una u otra manera fue responsable de este desastre que aún enluta a Colombia entera y por el cual se reclama justicia y verdad.

Ojalá no volvamos a ver al expresidente Uribe en un acto de campaña, buscando votos para su candidato presidencial, acercándose a un municipio como Soacha que quedó herido con las consecuencias de su excesivo militarismo. 

Si en verdad el exmandatario está arrepentido y le duele lo que sucedió con los jóvenes de Soacha, lo que debe hacer es reconocer su responsabilidad en estos hechos. No puede ser que él solo está para reclamar los momentos gloriosos  de su período presidencial y los demás son quienes deben pagar por los dolorosos.

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