El legado de Bunbury

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El eterno aragonés errante, Enrique Ortiz de Landázuri Izarduy, mejor conocido como Enrique Bunbury es uno de los cantautores más célebres y prolíficos de esta generación, uno de los últimos Rock Star de la mítica cuna de genios de los ochenta.

Enrique ha sido un cantante muy versátil, un compositor muy fino en sus letras, amante de los poetas, arquitecto de versos sin tanta rima pero con una profundidad abismal, tanto así que cada canción puede tener miles de interpretaciones según el oído al que llegue. Esta capacidad de composición le han hecho valerse de un puesto en el salón de la gloria del Rock Ibérico para la eternidad.

Bunbury tiene cuatro etapas como artista, así lo podría catalogar; la primera de ellas, en su exitosa juventud, durante la década de los noventa podemos llamar la etapa de experimentación temprana, en la que exploró los sonidos del rock n roll, así como diferentes roles en el bajo, en la guitarra y finalmente en la voz donde se consagraría como artista. Rebel Waltz, Proceso Entrópico, Zumo de Vidrio (banda que luego se convertiría en Héroes del Silencio) fueron el caldo de cultivo para que el artista entendiera su función dentro de una banda y el sonido que quería tener respecto a las demás bandas.

La segunda etapa ocurrió durante el éxito de Héroes del Silencio, durante la década de los noventas, una época apurada por el fin del siglo, en la que todos los artistas querían salir de la virtuosidad de los años 90’s para hacer algo más crudo y visceral. Nuestros Héroes quisieron apegarse a los sonidos guitarreros que tanto éxito les había traído, pero esta vez incorporando unas distorsiones crujientes, unos riffs atrevidos y letras más sociales que poéticas.

Ya convertido en una leyenda del Rock, Enrique decide dejar a los Héroes del silencio para comenzar su tercera etapa en solitario, algo desconcertado, comienza de nuevo su experimentación de sonidos como en su juventud, se destaca por incorporar música electrónica a sus composiciones, letras vagabundas, instrumentos poco habituales en el formato de banda de rock como trombones, violines y percusión menor. Este periodo de experimentación marcó el inicio de lo que sería el resto de su carrera hasta el día de hoy.

La etapa contemporánea en la que se encuentra Enrique en la actualidad es su periodo de madurez, no se interesa por ser un artista que escuche todo el mundo y eso es lo que más me gusta en lo personal, no busca el éxito, tiene la certeza de estar consagrado, hace la música que a él le gusta y no a los demás, llena salas de concierto con personas que saben todas sus canciones, no van miles de personas que solo se saben Lady Blue y La Chispa Adecuada; busca también una audiencia más madura que entienda la música no solo como una tendencia, sino como algo que puede perdurar por generaciones, ese es… El legado de Bunbury.

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