El mundo es de los niños y niñas

El mundo es de los niños y niñas

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Francisco Vera Manzanares con tan solo 11 años de edad es líder ambiental del movimiento guardianes por la vida, ha estado en el concejo de política social de Villeta Cundinamarca, su municipio, haciendo propuestas y discutiendo temas con el fin de contribuir a una mejor toma de decisiones que incluya todas las voces; el grupo del que hace parte busca generar conciencia ambiental, está en contra del fracking, el testeo y el maltrato animal, de los plásticos de un solo uso y divulga la importancia de la cultura ciudadana y del reciclaje.

Francisco sabe que el menosprecio de la humanidad hacia la madre naturaleza y el mal aprovechamiento de sus recursos nos tiene en un momento de la historia crítico, que no le podemos dar más espera a tomar medidas que nos permitan detener y hasta donde sea posible reversar la enfermedad que le hemos provocado al planeta; que nuestras fábricas de agua pueden parar su producción, que teniendo la mitad de los páramos del mundo existe una amenaza de desastre ecológico que puede llevarnos a la escases del líquido vital, que no estamos haciendo nada al respecto.

¿De qué más puede estar hecho un niño que de buenos deseos? En esas mentes mágicas y sabias la conexión con la vida lo es todo, tienen un panorama al frente lleno de desafíos y misterios, todo está por hacer, no hay límites de tiempo ni imposibles. ¿De qué más puede estar hecho un niño si no es de sonrisas? Tienen la capacidad de maravillarse en segundos de cualquier detalle que llama su atención, el silbido de la brisa, el canto del ave, la locura del perro que persigue su cola, y de repente explotan en esa risa contagiosa que solo puede producir ganas de vivir. Si aprendiéramos de ellos, del disfrute de cada segundo, de la importancia de la espontaneidad y la felicidad, si recordáramos que también fuimos niños no seriamos tan violentos y egoístas

En Pontevedra España escuchando las propuestas de los niños y niñas se ha dado una transformación en los últimos 20 años, lograron cambiar el diseño de sus calles, quitándole el espacio a los autos y devolviéndoselo a la gente, no hay aparcamiento así que es común caminar, lo que ha traído un beneficio en la salud de sus pobladores y un aire de tranquilidad, se ha convertido en una ciudad más segura. Este proyecto tan bonito es acompañado por Francesco Tonucci Pedagogo y Dibujante de origen Italiano quien ha dedicado su vida a investigar sobre lo que quiere y necesita la infancia; quien sostiene que “una ciudad será adecuada para todos si es adecuada para los niños”. Se dan pasos en otros lugares del mundo que se han vinculado a este proyecto que se llama La Ciudad de los Niños y que lleva 30 años como propuesta de Tonucci.

En los derechos del niño está consignado que han de ser escuchados y es algo que no estamos cumpliendo a cabalidad, como sociedad es nuestro deber tener la disponibilidad de transformar las preguntas, propuestas e inconformidades de niños y niñas en acción política y es que a ellos les afectan las decisiones que tomemos, no puede ser de otra forma, ellos son el presente y el futuro, lo que pasa en su entorno les preocupa y les compete, tendrán que recibir un planeta agonizante que los adultos no hemos sabido cuidar.

Tenemos la experiencia y el conocimiento, pero también los vicios, los interés, la inmediatez, la amargura, lo rancio, lo antiguo, el sesgo; los niños sin nuestro recorrido saben lo que necesitan desde su sensibilidad, no piensan solo en su bienestar sino en el de los otros niños, en el de sus padres, su familia, los ancianos, los discapacitados, los animales, las plantas; su felicidad es la felicidad de todos y aportan dulzura, dinamismo, alegría, diversión y vida. Según Tonucci la ciudad de los niños coincide con la ciudad de los ambientalistas y los científicos porque los niños viven el sentido común.

Francisco Vera, conoce el horror de la sociedad en la que vivimos, es un niño inquieto, amante no solo de la lectura, sino de los buenos textos, curioso y expectante, su vocación de líder le exige atención y presencia; conoce de la violencia que azota al país, de las muertes de líderes ambientales y sociales, que como él alzaron la voz por la naturaleza y por el bienestar de todos, él es esperanza y propuesta de cambio, un orgullo para Colombia. Alguien quiso asustarlo, un desadaptado como tantos que abundan en las redes, que hablan de torturas y exigen silencios, pero no muestran el rostro; alguien lleno de infelicidad e ignorancia. Alguien se atrevió a amenazarlo y es algo que no podemos aceptar.

Tenemos el deber de salir del adulto-centrismo, de romper esas estructuras jerárquicas tan sólidas que rigen esta sociedad patriarcal y entender que no somos dueños de la voluntad del otro; los niños y niñas tienen mucho que enseñarnos y no nos pertenecen. Es hora de escuchar esas voces y crear un mundo en conjunto, son seres humanos en formación, –como todos, nunca dejamos de formarnos- que merecen todo el respeto. Durante el transcurso de la historia les hemos negado la participación, hemos decidido como adultos -dando el peor de los ejemplos- cuando expresarse y hasta que decir. Apoyemos la participación política de los concejos de niños y niñas que cada vez deben ser muchos más y que sea común verlos en el congreso, en los concejos municipales y en todos los espacios, que también les pertenecen. Qué Francisco y todos los niños y niñas tengan la posibilidad de proponer, opinar y protestar. Esto formará mentes críticas con un vasto conocimiento que nos permitirá salir de las estrategias de manipulación a las que estamos sometidos por ciertos partidos, por fin se elevará el nivel del debate y se enriquecerá el ejercicio político.

Y a los infelices desadaptados, seguimiento y cárcel.

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