¿Es posible detener la deforestación?

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El calentamiento global, los desastres climáticos, las guerras por el agua, el fenómeno del niño, la destrucción de ecosistemas estratégicos, la deforestación de la amazonia, son problemáticas muy graves que acosan a la especie humana al lado de las crisis económicas, financieras, sanitarias y sociales.
Colombia, por supuesto, no esta al margen de estas siniestras tendencias que amenazan con destruir el planeta como, hábitat natural de miles de millones de seres humanos.
Nuestro país es uno de los territorios mas biodiversos del mundo, con una gran diversidad de recursos naturales representados en ríos, océanos, cordilleras, parques naturales, fauna, flora y otras piezas ambientales estratégicas.
La Amazonia hace presencia en varios departamentos del país como el Caquetá, Putumayo, Guaviare, Meta, Amazonia y Vaupés. Son casi 500 mil kilómetros cuadrados de bosques, parques y ríos.
Pero como ocurre en todo este espacio natural que opera como uno de los pulmones del planeta, la deforestación esta haciendo tremendos estragos destruyendo amplias zonas de este descomunal bosque.
De acuerdo con las autoridades ambientales del gobierno colombiano durante los años comprendidos entre 2001 – 2021 se destruyeron en Colombia 3.200.876 hectáreas, y de estas 1.858.285 son de la Amazonía colombiana, lo que quiere decir que, en promedio, se han deforestado 89.690 hectáreas por año, de acuerdo con los reportes hechos por el Sistema de Monitoreo de Bosques y Carbono del Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (IDEAM) que es la entidad encargada en la actualidad de tales registros.
Un dato adicional indica que comparado con el primer semestre de 2021, la deforestación aumentó en la Amazonía en un 11 % con 52.460 hectáreas (ha) y se estima que la tendencia de aumento continuará como consecuencia de la potrerizacion de extensas zonas del Guaviare y el Caquetá, hacia donde se han desplazado poderosos narcotraficantes de Arauca y Casanare con inversiones en la economía ganadera.
Mas en detalle, los estudios comparativos muestran que durante el primer trimestre del año 2021 se deforestaron 47.500 ha, mientras que durante el mismo periodo del 2022 la cifra fue de 51.400 ha. Frente al segundo trimestre, que corresponde a la primera temporada de lluvias en el país, en el 2021, 1.580 ha fueron deforestadas, mientras que en 2022 la cifra ascendió a 2.060. Meta, Caquetá, Guaviare, Putumayo, Norte de Santander, Choco, Urabá y Antioquia son las siete regiones más afectadas.

Entre las causas de esta acción depredadora con la naturaleza y la Amazonia colombiana están la praderización orientada al monopolio de tierras, prácticas insostenibles de ganadería extensiva, cultivos de uso ilícito, desarrollo de infraestructura de transporte no planificada, extracción ilícita de minerales, tala ilegal de madera y ampliación de la frontera agrícola en áreas no permitidas.
Frente a tan grave situación no podemos cruzarnos de brazos y estamos obligados a desarrollar la movilización social para revertir esta situación con un claro compromiso bioético y político. El nuevo gobierno del presidente Gustavo Petro ha planteado una estrategia de transición energética que debe contar con el acompañamiento resuelto de las organizaciones campesinas y sociales de base para frenar la deforestación y el calentamiento global.
Hay que visibilizar y consolidar la estrategia de consolidación de una Colombia forestal y amigable con los bosques mediante acciones tales como:
Nuevas lógicas de medición.
Pago por Servicios Ambientales a las familias campesinas y a los colonos cocaleros.
Economía forestal en los territorios.
Control territorial con sentido, ética y respeto social.
Es urgente que el Consejo Nacional de Lucha Contra la Deforestación (CONALDEF) se reúna y agilice las tareas en cada uno de los frentes planteados.
Es prioritario profundizar las acciones para cortar de raíz la deforestación en el Ariari, en el Guayabero, en el Parque de la Macarena, en el de Tinigua, Chiribiquete, la Lindosa, en el sur del Meta y en el Guaviare.
En todo caso lo que si es necesario es prescindir del Plan Artemisa que adelanta el ejercito con la policía y cuyo único resultado ha sido la violación de los derechos humanos de los campesinos y la corrupción que favorece a grandes narcotraficantes, a las multinacionales del petróleo y a las oligarquías azucareras del Valle del Cauca que se han lanzado a despojar cientos de miles de hectáreas en la altillanura colombiana.

Las opiniones realizadas por los columnistas del portal www.laotravoz.co no representan la identidad y línea editorial del medio. Les invitamos a leer, comentar, compartir y a debatir con respeto.

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