Estamos sometidos por la tiranía

Estamos sometidos por la tiranía

Facebook
Twitter
LinkedIn
WhatsApp
Telegram
Email

Hablar de liberación en Colombia nos lleva a reflexionar en la época de los colonos y los esclavos; aún estamos sometidos por la tiranía heredada de aquellos tiempos.

A Latinoamérica se le arrebató su cultura, su identidad, su idiosincrasia… han sido décadas de dictaduras y de conflictos internos que han puesto a sus ciudadanos a navegar en ríos de sangre. Es hora de que el pueblo Latinoamericano encuentre su identidad

La pugna al inicio de las luchas libertarias era: o se es español o se es criollo y con todas las formas de explotación nace la rebeldía como símbolo de liberación. Queríamos independencia y libertad, a vuelo de pájaro creímos que lo habíamos logrado, pero no; pasamos de la corona española al yugo de los burgueses criollos, pisoteando el pensamiento y la obra de Bolívar.

Colombia aun no quiere liberarse 

Aunque Colombia no ha vivido una dictadura —bueno, eso dice los que apoyan las ideologías de ultraderecha— sí hemos vivido bajo gobiernos que pasan de familia en familia, de generación en generación (o mejor aún, de degeneración en degeneración) gobernados por las mismas familias. Nos da miedo liberarnos, salir de la zona de confort así pasen por encima de nuestra dignidad humana. Hacer valer nuestros derechos que están consagrados en la Constitución Política de Colombia, ha sido una sentencia de muerte para los que queremos “liberarnos” del yugo opresor. Tenemos que asumir posturas de inconformismo social que juzgue, analice, cuestione y sea el talón de Aquiles al sistema que nos gobierna; no aceptar la realidad que estamos viviendo.

La historia de nuestro pueblo debemos abordarla desde los males que aquejan al individuo, repasando y analizando el medio social en el que vive … Vivimos en Colombia patria Inmarcesible, las dolencias que nos han aquejado durante décadas son demasiadas; ya nos familiarizamos con todo lo mal que nos ha tratado los sistemas corruptos, nos habituamos a ellos hasta tal punto que normalizamos el que nos arrebataran nuestros derechos sin que nosotros actuemos ante esta situación, resignación, pesimismo, sumisión e impotencia un síndrome fatalista latinoamericano. El Fatalismo entendido desde esta última acepción, nos señala una forma de ver la vida que se traduce en conformismo y resignación ante cualquier circunstancia incluso las más negativas (Baró, 1985)

El modelo o sistema económico de nuestro país no le da, para un obrero o una señora de servicios generales con un salario mínimo legal, las posibilidades de educar a sus hijos, a duras penas les alcanza para alimentarlos a medias, y que decir de los que pudieron estudiar, aunque sea un técnico, las posibilidades de trabajo son escasas (y en tiempos de pandemia …) los que sostenemos la pirámide estamos excluidos de las posibilidades y beneficios que disfrutan la clase elitista de Colombia. El ser humano es el único animal sobre el planeta tierra que puede cuestionarse y cuestionar… entonces ¿qué nos está pasando para detenernos en el síndrome fatalista latinoamericano?, nos enajenaron, nos alienaron.

Sabemos que la educación es la puerta a la liberación, un pueblo ignorante y religiosamente adoctrinado, es una masa amorfa moldeable para los intereses de los depredadores. A través de la educación se pierde el miedo a la libertad; Un pequeño detalle que no le conviene a los gobernantes.

Nos gobierna el fascismo y el fanatismo

“Viene la hora cuando cualquiera que los mate pensará que rinde servicio a Dios” Juan 16:1-3

Tal cual como lo expone el discípulo Juan, es lo que está pasando en Colombia, aún no salgo de mi asombro cuando una fanática del uribismo utilizó la imagen de un niño ambientalista y lo señaló abruptamente como guerrillero, qué decir del bombardeo a sabiendas de que allí había menores de edad y para no ir más allá con las atrocidades de años pasados, la niña indígena violada por soldados (solo exponiendo los casos con menores de edad porque la lista es demasiado larga), todas estas acciones son justificadas con tal efervescencia que agradecen a dios porque matando niños les cierra la posibilidad de ser en el futuro guerrilleros terroristas “es propia de gentes primitivas toda moral cimentada en supersticiones y dogmatismos”. Esos valores religiosos, políticos y sociales se modifican en armas ideológicas al servicio de la muerte.

Los gobernantes tomaron la imagen de la Santa Trinidad como símbolo de opresión y muerte para el que se oponga a sus ideologías políticas, al contrario del accionar de varias dictaduras en Latinoamérica, Jesús luchó por la liberación de su pueblo y eso le costó la vida, su pensamiento fue tomado por muchos clérigos y militantes católicos en los territorios y en la acción colectiva para combatir la desigualdad social aunque eso significara el destierro y el no apoyo de la iglesia católica como le paso a Camilo Torres Restrepo.

Estos sesgos mentales a causa de la ignorancia y el adoctrinamiento han costado la vida de muchos compatriotas, sin saber qué nos espera más adelante “cuando está en su apogeo la mediocridad, los idealistas se alinean contra los dogmatismos sociales, sea cual fuere el régimen dominante”

Liberarnos ….

Estamos en un tire y afloje, no sabemos hasta cuándo vamos a soportar el yugo. En las manifestaciones de estos últimos días se evidencio el inconformismo del pueblo ante las políticas arbitrarias al querer imponer una reforma tributaria que, de humanismo, cero y nada, costándole la vida de varios jóvenes (pueblo contra pueblo), esta generación ya no tiene nada que perder, no hay educación, no hay oportunidades laborales, si no están trabajando no podrán cotizar para pensión, el sistema de salud es más perverso que la misma pandemia, subsidios de alimentación no hay (y si los hay son muy pocas las familias que disfrutan de estos, aunque no alcanzan para el mes) una familia que tenga hasta tres niños y no tenga como alimentarlos bien, es muy difícil que estos niños logren desarrollar sus capacidades a nivel físico, cognitivo y socioemocional, ahora, muchos de estos niños y jóvenes viven en un entorno donde impera la delincuencia o zonas rurales donde reina los actores armados, no hay escapatoria y ese es el único aprendizaje que reciben gracias a que al sistema le conviene esa maquinaria de guerra para lucrarse con la sangre del pueblo. Una sociedad con hambre, es una sociedad que deja al lado la resignación y entra actuar sin medir las consecuencias, un estallido social que se acrecienta a causa de las mentiras de una manada de gobernantes que le rinden cuentas al magnate Sarmiento Angulo y obedecen para matar al que dio la orden de los 6402, un estallido social porque ya no tenemos más jugo para exprimir, un estallido social que quieren apagar con fusiles, al pueblo solo le queda alzar la voz, no hay nada más que perder.

¿Será que, con todas estas formas de explotación actuales, nace de nuevo la rebeldía como símbolo de liberación para este pueblo oprimido?

Los jóvenes “Los nadies” son los que están dando ejemplo de lucha y resistencia, los que llevan la batuta de la liberación, creen en el arte y la educación como vehículo de transformación para una sociedad ideológicamente adoctrinada “y sueñan los nadies con salir de pobres. Que algún mágico día llueva de pronto la buena suerte, que llueva a cántaros la buena suerte

Heading Element

Las opiniones  realizadas por los columnistas  del portal www.laotravoz.co  no representan la identidad y línea editorial del medio.
Les invitamos a leer, comentar, compartir y a debatir con respeto.

La Otra Voz
Scroll al inicio