¿LA CADENA PERPETUA GARANTIZA LA REDUCCIÓN DE ABUSOS A MENORES?

¿LA CADENA PERPETUA GARANTIZA LA REDUCCIÓN DE ABUSOS A MENORES?

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Polarizar los vidrios de los CAIs para evitar el abuso policial equivale a la cadena perpetua para evitar el asesinato, abuso sexual y violaciones contra menores de edad, no se ataca el problema de fondo y es bastante hipócrita. En una sociedad donde diariamente se maltrata a la niñez, donde se sigue utilizando la descalificación, el grito, la chancleta y la correa; donde en la mayoría de los casos la violencia sexual es ejercida por el mismo padre, hermanos mayores, tíos y abuelos, la cadena perpetua solo significaría más encubrimiento por parte de la familia. Si verdaderamente nos interesan los niños y niñas empecemos por sacar a la luz los secretos familiares. Se necesita que los hogares sean lugares seguros para los menores y que se respeten a cabalidad sus derechos.
Se requiere de la protección real por parte de toda la sociedad: Gobierno, colegios, medios de comunicación, centros de salud y por supuesto del poder judicial para atacar esta problemática de raíz, ningún niño debería correr riesgo alguno esté donde esté.
1. Son necesarias campañas de amplia divulgación visibilizando las cifras, las penas ya establecidas, la gravedad de la complicidad en estos casos y las afectaciones a corto, mediano y largo plazo en la vida de las víctimas.
2. Inversión en políticas de prevención que incluyan campañas educativas que permitan llegar a todos los hogares, y de esta forma hacer consientes a las familias e informar a los niños y niñas sobre el proceso de acercamiento y manipulación que puede desencadenar en abuso. Vigilancia en parques y en las salidas de los colegios. Recordemos que los abusadores no son personas enfermas que no se puedan controlar, son en su mayoría hombres que estudian muy bien a sus posibles víctimas.
3. Vigilancia a cuerpo docente, administrativo y de seguridad en instituciones educativas, capacitación de educadores para erradicar expresiones y actitudes que generen desigualdad, irrespeto y perpetuidad de la cultura patriarcal. Desarrollo de actividades y conversatorios dirigidas a niños que permitan ver a las niñas y mujeres como personas con innumerables capacidades y no como objetos de deseo, y que eduquen a las niñas para ser conscientes de su valor e igualdad.
Educación sexual que resalte los derecho del niño(a), entre estos a ser escuchados, que enfatice en el cuidado de sí mismos, que muestre que los pactos de silencio con familiares son una trampa; los niños, niñas y adolescentes deben tener claro que no es normal soportar situaciones que los hagan sentir incomodos, que nadie debe disponer de sus cuerpos ni darles ordenes que no entienden, que cuentan con la ayuda del colegio y que en la familia también pueden existir personas con malas pretensiones.
Vigilar anormalidades en el comportamiento de los niños y niñas, capacitar sobre los diferentes delitos sexuales y la importancia de la denuncia, sobre el concepto de amor y protección; dejar claro que es la familia quien debe proteger al niño o niña y no al contrario. El pacto de silencio es una de las herramientas más poderosas que utilizan los abusadores para perpetuar sus actos impunemente.
4. Los grandes medios de comunicación deben sumarse divulgando de manera constante información de prevención de estos delitos, para que ningún menor dude en contar si está pasando por situación de riesgo.
5. El poder judicial debe dar prioridad a los casos de abuso sexual en la niñez, actuar con rapidez y brindar protección a la víctima inmediatamente. El padre abusador o maltratador debe perder todos los derechos que tiene sobre el menor; la ley no puede dejar grietas que permitan la impunidad, deben imputarse cargos a la mayor brevedad, sin concesiones, beneficios ni rebajas de pena. Se necesitan leyes inflexibles ante poderosos, todos los casos deben ser celosamente vigilados.

Recordemos que el abogado Jaime Granados fue implicado en un proceso de presunto abuso sexual a menor –su hija-, sobre este caso el 15 de Noviembre de 2017 Caracol radio confirmó que la denuncia estaba en proceso: la vicefiscal María Paulina Riveros expresó para tal medio: “La fiscalía recibió una noticia criminal y en este momento estamos en labores de verificación de esta denuncia, y por supuesto de primeras actividades de investigación de este proceso”, y nunca más se volvió a saber del tema; o el caso de Rafael Noguera condenado por secuestro, violación y asesinato que recibe rebajas de pena -no significativas por ahora- y que a finales de 2019 sus hermanos Francisco y Catalina fueron eximidos por un juez después de ser acusados de obstruir la justicia en el caso de Yuliana Sambonì. ¿Hubo influencia de poder en estos casos?, es necesario fortalecer el trabajo de fiscalías y juzgados y dotarlos de las herramientas y personal necesario para su buen funcionamiento, transparencia y confiabilidad.

Actualmente los delitos de abuso sexual tienen una prescripción penal de 20 años, existe la necesidad de modificar la ley a razón de la enorme cifra de casos de violencia sexual que se presentan en nuestro país, entre 2015 y 2018 el número ascendió a 67.092 casos, el 49% contra niños entre los 10 y 14 años y 22% entre 5 y 9 años. En países vecinos como Chile y Perú ya se eliminó tal prescripción. La Congresista Katherine Miranda abandera esta lucha que tiene como objetivo modificar el Código Penal o Ley 599 de 2000 para que el articulo 83 señale: Cuando se trate de delitos contra la libertad, integridad y formación sexuales, o el delito consagrado en el artículo 237 (incesto), cometidos en menores de edad, la acción penal será imprescriptible”. Y es que en casos de abuso en la niñez por miembros de la misma familia la victima habla cuando puede por esto es vital se le respete su proceso y su tiempo.
La ley Gilma Jiménez puede hacer pensar que se logra justicia pero en realidad según estudio publicado por la ONG Sisma Mujer, el subregistro de los casos de violencia sexual llegaría al 95%. Aplicar fuerte condena a un número tan bajo de casos denunciados no afectaría la realidad. La prisión perpetua no previene el abuso ni agiliza las investigaciones; si no hay denuncias, si en las Iglesias, instituciones educativas y familias se sigue guardando silencio por cuidar las apariencias, la niñez seguirá desprotegida y las cifras reales no disminuirán.

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