“No se puede decir”

“No se puede decir”

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Esta es una frase muy común entre los periodistas desde hace mucho tiempo, pero que se vuelve famosa cuando la dice el periodista Jairo Lozano a Vicky Dávila refiriéndose a los laboratorios de cocaína encontrados en la finca de la familia de Fernando Sanclemente, embajador, en esa época, de Colombia ante el gobierno de Uruguay.  En el episodio de marras Lozano le dice a Dávila, como si fuera un secreto, que “Sanclemente si sabía. pero no se puede decir”, refiriéndose al conocimiento que si tenía del embajador de la existencia de los laboratorios de drogas en sus fincas.  https://www.pulzo.com/nacion/gran-pregunta-sobre-audio-vicky-davila-caso-sanclemente-PP985347

Hago referencia a este episodio porque ha hecho carrera en los medios políticos, y más grave aún, en los periodísticos, que en Colombia hay cosas que no se pueden decir. Los medios de comunicación, ya sea por intereses, complicidad, porque sus dueños así lo exigen, o por autocensura (miedo), se callan o tergiversan verdades que afectarían a tal o cual persona, empresario, grupo económico o partido político.  No me refiero a los medios políticos, porque en el país, salvo contadas excepciones, la mayoría de partidos y sus militantes están “casados” con el gobierno Uribe-Duque. Es tan grave lo que pasa que cualquier persona o medio que quiera decir algo está sujeto al escarnio público, el descredito o las demandas, si lo que ha manifestado no satisface al gobierno Uribe-Duque y sus áulicos.

Es tan grave que medios autodenominados “alternativos” se han dedicado a decidir qué es verdad y qué no, ejerciendo una censura inmoral sobre otros medios que se arriesgan a mostrar otra verdad o a dar su opinión. Inclusive enfilan sus baterías rabiosamente sobre un candidato o persona que es de otros conceptos o posiciones políticas. Curiosamente, algunos de esos autodenominados “alternativos” están llenos de pauta publicitaria o pertenecen a los mismos medios tradicionales, en contraste con muchos otros, que divulgan otras noticias o con otros enfoques, que están en una situación económica muy difícil y al borde de la extinción por no comulgar con la “verdad oficial”.

Con el cuento de las noticias falsas, o fake news, se atreven a posar de autoridad moral y desautorizar a otros medios o personas, ¿quién les dio esa autoridad?, ¿por qué se la tomaron? y más aún se atreven a “explicar” las noticias, para que “usted entienda qué es lo que está pasando”, intentando mostrar solo un lado de la verdad y queriendo imponer unos criterios claramente sesgados y, de paso, tratando de brutos e ignorantes a los ciudadanos.

¿Por qué no se puede decir la verdad en nuestro país? o ¿Por qué solo se muestra la verdad oficial?, ¿Por qué hay cosas que no se pueden decir?, ¿Quién o quiénes lo impiden? y ¿Con qué intereses impiden que se conozca otra visión de la verdad?

Como podemos ver son muchas las formas que tienen para ocultar lo que está pasando o que solo se conozca lo que a ellos les interesa. Llegaron al colmo de impedir que se hablara o se mencionara a un exgobernador, expresidente y exsenador. Para evitar problemas y poder referirse al personaje, muchos terminaron llamándolo “el innombrable”.

Solo se difunde una “verdad oficial” por todos los medios. Pareciera que no hay sino solo esa verdad, no hay ningún tipo de contraste, cuestionamiento o contradicción, se olvido el papel fundamental de la prensa que es dudar de la verdad oficial y después de una investigación confirmar o refutar. Se acepta lo que dice el funcionario, no importa el nivel o responsabilidad del mismo, no hacen contra preguntas, aceptan todo y lo difunden como una verdad irrefutable.

Esta práctica de los medios de comunicación y los políticos está acabando con la confianza que tenían los jóvenes en nuestro país. Y para acabar de agravar la situación esos mismos medios y esos mismos políticos, con mentiras y falsedades, han desacreditado al presente de nuestra nación, que es esa juventud pujante de las calles que se niega a aceptar esas mentiras y verdades a medias que les quieren hacer creer.

La historia nos cuenta que los gobiernos dictatoriales optan por imponer una verdad oficial y que no se pueden conocer otras versiones de los hechos, únicamente lo que la dictadura dice que es verdad. Recordemos las quemas de libros en varias épocas de la historia y la mas reciente en Colombia, impulsada por el ex procurador Alejandro Ordóñez, hoy embajador de Colombia ante la OEA. Hizo una hoguera para quemar libros, revistas y periódicos, el 13 de mayo de 1.978, cuando era militante activo del grupo radical Tradición, Familia y Propiedad. https://noticias.canal1.com.co/noticias/fotografo-recuerda-la-noche-en-que-ordonez-quemo-revistas-en-bucaramanga/

Así como queman libros y periódicos, impiden, utilizando todos los medios, (pauta, presión y amenazas) que otra verdad se conozca, solo la que ellos autorizan. Por eso, ya entendí porqué “no se puede decir”

Difícil tarea la que tienen los medios emergentes ante la presión censura y autocensura, para poder “ejercer” el oficio de la información y poder tener una independencia en su labor. En estos tiempos han surgido medios que, arriesgando sus elementos de trabajo e inclusive de sus vidas, valientemente han hacho conocer la verdad de lo que está pasando en este país que Uribe-Duque suponen de “su propiedad” y por tanto dueños de la verdad.

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