Respeto y dignidad

Respeto y dignidad

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Para los politiqueros y los medios de comunicación comerciales y gobiernistas les es muy difícil entender del porqué de la lucha de los jóvenes en este paro nacional. Todo lo circunscriben a unas “peticiones” ya sean de carácter económico, de educación o de empleo. En sus cabezas no puede caber que el ser humano pueda exigir respeto y dignidad.

¿Qué es eso?, se preguntarán, ¿por qué están exigiendo derechos?, ¿cómo se atreven a exigir?.

Vamos por partes, la Declaración Universal de Derechos Humanos, adoptada y proclamada por la Asamblea General de las Naciones Unidas en su resolución 217 A (III), de 10 de diciembre de 1948, de la cual Colombia hace parte, en sus  primeros artículoss reza:

Artculo 1

Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como estn de razn y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros.

Artculo 2

Toda persona tiene los derechos y libertades proclamados en esta Declaracin, sin distincin alguna de raza, color, sexo, idioma, religin, opinin poltica o de cualquier otra ndole, origen nacional o social, posicin econmica, nacimiento o cualquier otra condicin. (El subrayado y la negrilla son míos).

¡Ah!, pero es que, en este país, a esos politiqueros, los dueños del poder, empresarios y esos medios no les gustan los derechos humanos, por eso las violaciones y el irrespeto a estos son pan de cada día.

 

La Constitución Nacional dice:

Artículo 1.o Colombia es un Estado social de derecho, organizado en forma de república unitaria, descentralizada, con autonomía de sus entidades territoriales, democrática, participativa y pluralista, fundada en el respeto de la dignidad humana, en el trabajo y la solidaridad de las personas que la integran y en la prevalencia del interés general.

Artículo 13. Todas las personas nacen libres e iguales ante la ley, recibirán la misma protección y trato de las autoridades y gozarán de los mismos derechos, libertades y oportunidades sin ninguna discriminación por razones de sexo, raza, origen nacional o familiar, lengua, religión, opinión política o filosófica.

El Estado promoverá las condiciones para que la igualdad sea real y efectiva y adoptará medidas en favor de grupos discriminados o marginados.

El Estado protegerá especialmente a aquellas personas que por su condición económica, física o mental, se encuentren en circunstancia de debilidad manifiesta y sancionará los abusos o maltratos que contra ellas se cometan. (El subrayado y la negrilla son míos).

¡Ah!, pero es que tampoco les gusta nuestra constitución y por eso ellos la desconocen y la incumplen.

Es más, para ellos, que alguien exija los derechos es un exabrupto. Groseros, maleducados e impertinentes, les dicen, por exigirlos. Pero es que los funcionarios públicos están para cumplir la constitución, no es optativo, es obligación. Para eso se les paga, para que cumplan con la Constitución y la Ley y esos sueldos salen de los impuestos con que los colombianos aportan al funcionamiento del país. Los funcionarios no regalan nada, porque no sale de sus bolsillos, utilizan los recursos públicos para cumplir con las funciones previstas en la legislación nacional. Por eso los derechos tanto humanos como constitucionales se exigen, no se mendigan, como muchos pretenden que sea la norma.

En muchas entrevistas los protestantes han manifestado que lo que quieren es eso, vivir con dignidad y que los respeten como seres humanos, como colombianos.

Y es que este gobierno feudal y patriarcal, que hemos tenido desde nuestra independencia, no entiende estos conceptos: Derechos y dignidad, porque para ellos seguimos viviendo en un país en el que los derechos los tienen solo los privilegiados y la dignidad es solo patrimonio de los más poderosos.

¿Cómo se atreve un periodista a decir al aire que los derechos no se pueden exigir?, ¿cómo se atreve un politiquero a violar la dignidad de los más indefensos? Si en Colombia se respetaran los derechos y la dignidad, no habría necesidad de exigirlos. Pero es por esa negación que hacen los que ostentan el poder, tanto económico y  de la comunicación, la que ha logrado este estallido social. Ellos son los únicos responsables. Desde hace mucho tiempo en Colombia ha hecho carrera el concepto, impulsado por los de siempre, de que los derechos no son obligatorios, que solo es algo escrito en la Constitución pero que no hay que ser muy estrictos en su cumplimiento, que eso depende de los recursos que tenga el Estado para cumplirlos. Y por ello la plata de todos los colombianos se las gastan en sus privilegios, en lujos, en helicópteros, en tanquetas, en viajes, en armas, en balas para el ESMAD, en todo menos en darle suplir las necesidades a un pueblo al que nunca le han dejado vivir con dignidad.

“Solo queremos vivir con dignidad y que nos respeten”.

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