El vandalismo tiene clase social

El vandalismo tiene clase social

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La definición de vandalismo, término muy usado en los últimos tiempos en Colombia, según la RAE, es:

  1. m. Devastación propia de los antiguos vándalos.
  2. m. Espíritu de destrucción que no respeta cosa alguna, sagrada ni profana.

El diccionario Larousse lo define así: m. Espíritu de destrucción.

Y vandalizar, según la RAE, es: Maltratar o destruir un bien público. 

Vamos a quedarnos con la definición de vandalizar, que es la que más se acomoda a lo que vamos a analizar.

El presidente, sus ministros, la mayoría de gobernadores, alcaldes y todos los medios de comunicación tradicionales dan este calificativo a las acciones que, en medio de las protestas del paro nacional o del estallido social, han hecho diferentes actores en contra de, como dice la definición, los bienes públicos.

Es necesario aclarar que no estamos de acuerdo con ningún tipo de acción que vaya en desmedro de los bienes públicos, con que estos se destruyan, ni con que algunas personas se beneficien con su comercialización. 

En especial los gobiernos nacionales, el distrital y los medios, han hacho un gran despliegue para mostrar los elementos que han destruido muchos inadaptados en medio de las confrontaciones con la fuerza pública. Pero en las protestas, hoy (gracias a las redes sociales y a medios alternativos independientes), hemos visto videos  de acciones de diferentes actores, ajenos a la protesta, dañando, también, el patrimonio público (1). Repetimos, eso no debe hacerse.

Pero la otra cara de la moneda es la destrucción de dichos bienes con otros orígenes y que no tiene el mismo despliegue que el ocurrido en las protestas. Vamos a recordar hechos de daños al patrimonio público que pasan casi desapercibidos o tiene muy poco cubrimiento y despliegue por parte del gobierno y sus medios de comunicación.

En Bogotá hubo un sistema de trasporte eléctrico, conocido como los trolebuses o “trolis”, que dependían para su movimiento de una red de cables en cobre que surcaba las rutas que cubría este maravilloso y hoy añorado sistema de transporte público. El alcalde Juan Martín Caicedo Ferrer decidió acabar este sistema para reemplazarlo por buses diésel, muy contaminantes (2). La valiosísima red de energía de los trolebuses, fue dejada “a la buena de Dios” como se dice popularmente y desapareció del paisaje capitalino, no se sabe desmontada por quien o quienes. ¿Cuánto le había costado esa red a la ciudad y por qué no la recuperaron? lo mismo pasó con los trolebuses que terminaron deteriorándose al sol y al agua, hasta convertirse en chatarra, en un lote en la calle 72 (2). 

La troncal de Transmilenio de la Caracas y la Autopista Norte fue hecha en el gobierno Peñalosa, con un concreto que no cumplió con la calidad requerida, conocido como relleno fluido. Esas losas dañadas han sido reparadas no sabemos cuántas veces, su reemplazo definitivo vale un dineral (3) y ahora, con el cacareado metro elevado, en la Troncal Caracas, han anunciado tantas cosas que no se sabe a ciencia cierta que van a hacer con las losas de la troncal, todo a nuestra costa. El señor Peñalosa, salió incólume, sin ninguna responsabilidad por este descalabro (4). ¡Hoy quiere ser presidente!      

Los carros de recolección de basura comprados en el gobierno Petro fueron almacenados en un lote de propiedad del acueducto en Tocancipá (Cundinamarca), por decisión del ex alcalde de Bogotá, Enrique Peñalosa al cambiar el modelo mixto a totalmente privado, que eliminó el operador público y benefició a unos particulares, no se sabe cuántos fueron desvalijados y cuántos tocó venderlos por chatarra (4) ¿Cuánto perdió la ciudad? Siguiendo con el tema del aseo de la capital, con el dinero de los usuarios del servicio, compraron unas canecas de acero, otras de plástico y unos contenedores, también de plástico, que han ido desapareciendo, muchos fueron vandalizados o semi destruidos, y robados de raíz, aún existen en algunos sectores.

También desaparecen las tapas de alcantarilla, las de teléfonos, los medidores de servicios públicos de las casas, sin que las autoridades hagan algo para evitar estos actos. Estos elementos los pagamos todos. 

En la destrucción de algunas estaciones de Transmilenio, muchos noticieros mostraron como unos recicladores acabaron llevándose el valioso botín, como aluminio y acero, que también son bienes públicos, así estén convertidos en chatarra (6). 

Las señales de tránsito, también son el botín de muchos, pero lo que hemos notado en los últimos días, es la desaparición paulatina de la parte de arriba de las señales de rutas de los paraderos del SITP, perjudicando grandemente a los usuarios del servicio y a la ciudad, pero eso si no es noticia.

Los puentes se caen, las vías hay que pagarlas más de una vez, las obras quedan inconclusas, Etc. Etc. Etc.

Este tipo de vandalismo (¿o robo?) lo muestran muy poco, lo ocultan, o simplemente lo ignoran. ¿por qué? ¿será que existen intereses muy altos? ¿quiénes se lucran con estos “negocios”? ¿quiénes patrocinan a los habitantes de calle o recicladores para que afecten los bienes públicos?

La conclusión es que el vandalismo tiene clase social. Solo se muestra y es “importante” el que tiene que ver con las clases populares, pero el de cuello blanco no, así nos cueste mucho más.

  1. https://www.nytimes.com/es/2021/05/27/espanol/protestas-colombia-videos.html
  2. https://www.ciclobr.com/troleytranvia.html 
  3. https://www.elespectador.com/bogota/reparar-losas-de-transmilenio-por-la-caracas-y-autonorte-cuesta-un-billon-de-pesos-article-586943/ 
  4. https://caracol.com.co/programa/2015/10/23/6am_hoy_por_hoy/1445599174_588067.html 
  5. https://www.rcnradio.com/recomendado-del-editor/carros-viejos-de-basura-arrumados-causan-problemas-en-briceno-cundinamarca   https://www.elespectador.com/bogota/los-camiones-que-ahora-son-basura-article-742020/
  6. https://www.pulzo.com/economia/paro-nacional-destrozos-ganancia-para-reciclador-que-limpia-calles-PP1052500 

Las opiniones realizadas por los columnistas del portal www.laotravoz.co no representan la identidad y línea editorial del medio. Les invitamos a leer, comentar, compartir y a debatir con respeto.

 

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